El Pox es una bebida ancestral que los chamanes mayas consumen para comunicarse con los dioses y curar a los enfermos, porque les ayuda a entrar en trance para invocar a Camazotz, el dios murciélago, guardián de los secretos de la noche y la oscuridad, mensajero de la muerte. Don Dante es la conjunción del producto que emana de dos etapas diferentes de la destilación de Pox y se crea con la receta maestra de uno de los grandes poxers de la región.
En una botella que nos recuerda al maíz negro de Chiapas y destilado en San Juan Chamula, el resultado es una bebida untuosa y con carácter. Este elixir 46º es un elemento sagrado que se ocupa en las comunidades Totzil y Tzetzal en los Altos de Chiapas en sus rituales y ceremonias.
Para elaborarlo se utiliza maíz en grano de la región; principalmente maíz negro, blanco, amarillo y rojo, panela, trigo y agua de manantial.
Los granos de maíz se secan y trocean, para luego mezclarlo con la panela y el trigo, se deja fermentar en agua de manantial en tinas de madera por alrededor de 14 a 16 días, este fermentado se vierte en un alambique de cobre y se coloca sobre leña ardiendo para obtener tres destilaciones a fuego lento.
El Pox no es una bebida alcohólica común y corriente; es algo así como el líquido que permite a los indígenas tzotziles, que son comunidades descendientes de los mayas, establecer una conexión entre el mundo físico y el espiritual. Es un brebaje que aleja los demonios y cura las enfermedades del cuerpo y del alma. La zona de Los Altos de Chiapas es donde se consume, no solo en celebraciones religiosas o personales, sino que también está presente en rituales de sanación.
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